viernes, 8 de febrero de 2008

Capítulo VII. Tom Riddle.

TOMO 2: Primer año en Hogwarts.

Capítulo 7.- Tom Riddle.

Al día siguiente Ginny se despertó muy temprano. Aún faltaban dos semanas para el uno de septiembre, pero ya estaba ansiosa por que se llegara. Tenía tanta ilusión con su primer año en el colegio que todas las noches soñaba con ello. Aquella mañana volvió a revisar sus cosas y lo primero que vio fue el pequeño libro negro. Lo tomó y lo observó más detenidamente. Era un viejo diario que estaba en blanco. Lo habían adquirido hace 50 años. Y la persona que probablemente lo había comprado se apellidaba Riddle, ya que el borroso nombre que se leía en la primera página así rezaba: “T. M. Riddle”.
<< ‘Bueno – se dijo Ginny – de ahora en adelante será mi diario.’ >> Y tomado una pluma y tinta se dispuso a escribir: “Nueva propietaria: Ginny Weasley. Once años, única, séptima y última hija de la familia Weasley, apunto de comenzar su primer año en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería…” Se detuvo un momento para pensar que más agregar. Pero justo cuando dejó de escribir, la tinta de sus primeras letras desapareció misteriosamente. << ¿Qué rayos…? >> En su lugar, aparecieron nuevas palabras con la misma tina:
<< ‘Hola, Ginny Weasley, me da gusto conocerte. ¿Cómo encontraste mi diario?’ >>
Ginny estaba azorada, pero aún así contestó << ‘Lo encontré en uno de los libros que me compraron para el colegio. Supongo que lo olvidaste. ¿A caso tú eres T. M. Riddle?’ >>
Las letras desaparecieron y en su lugar se escribió: << ‘Puedes llamarme Tom. Sí, este fue mi diario. Pero ya que ahora lo tienes tú, creo que serás mi nueva amiga. Hace mucho tiempo que hablaba con nadie.’ >>
<< ¿Por qué? >>
<< ‘Nunca tuve muchos amigos y siempre he estado solo.’ >>
<< ‘Entiendo como se siente’ >> escribió Ginny << ‘No te preocupes Tom, solo yo escribiré aquí, así que puedes confiar en mí.’ >>
<< ‘Gracias, Ginny.’ >>
Ginny se pasó el resto de la mañana comunicándose con Tom Riddle, quien le contestaba todo lo que ella le preguntaba. Ni siquiera bajó a desayunar, estaba tan absorta en su conversación con Tom, que ni hambre sintió.

Con el paso de los días Ginny pasaba más tiempo en su alcoba hablando con Tom, contándole lo emocionada que estaba por entrar en Hogwarts por fin. Le contó como todos sus hermanos habían estudiado ahí y solo faltaba ella.
<< ‘Espero entrar en la casa de Gryffindor, toda mi familia ha estado ahí.’ >> escribió la noche previa a su partida a la estación King’s Cross. << ‘Además, Harry Potter también está en Gryffindor.’ >>
<< ‘Ya veo, tu familia es enteramente de magos. Pero, ¿Quién es Harry Potter? Ya lo has mencionado varias veces y no me explicas quien es. ¿A caso es un amigo tuyo muy especial?’ >> preguntó Tom. Ginny suspiró.
<< ‘Me gustaría que fuera yo especial para él como lo es él para mí, pero él no se da cuenta de que existo. Es el mejor amigo de mi hermano, Ron. Pero él es muy famoso en el mundo mágico. Todos lo conocen.’ >>
<< ¿A, sí?, ¿Qué fue lo que hizo? >>
<< ‘Venció al que no debe ser nombrado cuando solo tenía un año de edad. Nadie lo había podido derrotar hasta que se topó con Harry. Incluso en el colegio salvó la piedra filosofal. Él es muy valiente y decidido, también es muy bueno y un gran mago. Por eso nunca se fijará en mí. Nunca me querrá. No soy más que una niña tonta que no puede siquiera hablar frente a él sin tirar lo que tenga al lado.’ >>
<< ‘Pero - comenzó Tom - ¿quien es 'el que no debe ser nombrado'?’ >>
<< ‘Desde muy pequeños se nos enseñó a no pronunciar su nombre. Fue un terrible mago, mucho muy poderoso, tanto que se estaba apoderando de todo hace como unos 11 años. Creo que puedo escribirte su nombre, se llamaba Voldemort.’ >>
El pulso de Ginny tembló un poco al escribirlo. Tom tardó un momento en contestar.
<< ¿Dices que se llamaba? >>
<< ‘Sí, Harry lo derrotó.’ >>
<< ¿Así que por eso es famoso? ¿Cómo lo hizo? >>
<< ‘Te digo que nadie lo sabe. Fue hace once años, cuando Harry era solo un bebé, quien-tú-sabes fue a la casa de sus padres. Según papá, ellos eran muy buenos y estaban muy cerca de Dumbledor, tal vez por eso quien-tú-sabes los quería matar, en realidad nadie sabe porqué los estaba buscando. El caso es que, la noche en que quien-tú-sabes llegó al pueblo donde vivían, mató a los papás de Harry y luego lo quiso matar a él, pero no pudo. En vez de acabarlo, fue él quien perdió todo su poder y desapareció. Harry sobrevivió y no se ha vuelto a saber nada de quien-tú-sabes.’ >>
Tom tardó un momento antes de que apareciera su respuesta. << ¿Entonces tiene grandes poderes? >>
<< ‘Claro que sí.’ >>
<< ¿Pronto entrarás al colegio? >>
<< ‘Sí, mañana estaré en Hogwarts. Te llevaré conmigo todo el tiempo – escribió Ginny, emocionada. – Nadie me ha comprendido nunca como tú, Tom. Estoy tan contenta de poder confiar en este diario. Es como tener un amigo de bolsillo. Estoy segura de que me sentiría muy sola si ti.’ >>

A la mañana siguiente, les llevó mucho rato ponerse en marcha. Se levantaron muy temprano, pero aún quedaban muchas cosas por hacer. Molly andaba de mal humor, de un lado para otro llevando cosas. Algunos chocaban en las escaleras a medio vestir y con una tostada a medio comer. Ginny se había levantado un poco tarde por haberse quedado platicando con su querido Tom, y aún no tenía su equipaje completamente listo cuando su padre fue por él.
- ¡Vamos, Ginny, que ya es muy tarde!
- Solo necesito un par de minutos, aún faltan algunos libros que no he guardado.
- ¡No tenemos esos minutos! Déjame ayudarte.
Con un movimiento de varita, el resto de los libros de texto del colegio salieron del estante donde estaban y se acomodaron en el baúl, sobre las túnicas y el caldero.
- Listo – dijo su padre – Ahora lo llevaré al coche.
Arthur ya había salido del cuarto cuando Ginny dio un último vistazo alrededor. Encontró su diario aún en el estante. Al parecer el hechizo convocador que hizo su papá no había funcionado con ése libro << ‘bueno, dijo libros del colegio y éste no lo es’ >> razonó Ginny. Aún tenía que bajar a desayunar, así que lo dejó sobre su cama para recogerlo junto con su chaqueta a la hora de irse.
Bajó deprisa, topándose a todo el mundo corriendo de un lado para otro y a su madre un tanto histérica.
- Ginny, ¿ya estás lista?
- Sí mamá, solo tomo una tostada y subo por mi chaqueta.
- Menos mal, ya se nos empieza a hacer tarde.

Minutos más tarde todos los Weasley, Harry, 6 baúles grandes, dos lechuzas y una rata ya estaban encaramados en el viejo carro encantado Ford Anglia de Arthur Weasley.
- Los muggles saben más de lo que parecen, ¿verdad? – dijo Molly desde el asiento delantero al ver la comodidad en la que se encontraban sus hijos sentados atrás. – Quiero decir que desde fuera uno nunca diría que el coche es tan espacioso, ¿verdad?
Arthur arrancó el coche y salieron del patio cuando…
- ¡Alto! He olvidado mi caja de bengalas. No puedo ir al colegio sin ellas. – exclamó George.
- ¿Para qué necesitas bengalas en el colegio? – inquirió Molly, mientras regresaban de nuevo a la casa.
Cinco minutos más tarde…
- ¡Hey! Mi escoba. Se me queda. Esperen aquí, que ahora vuelvo. – dijo Fred.
- Que muchachos. Ahora vamos más tarde.
Quince minutos después ya estaban entrando en la autopista cuando…
- ¡AY! – gritó Ginny.
- ¿Qué pasa? – preguntó su madre, un tanto asustada.
- ¡Me he olvidado de mi diario!, ¡Se quedó sobre mi cama!, ¡Necesito volver por él!
- Es tarde, ya no… - comenzó su madre, pero ella replicó.
- ¡Tengo que volver por él! ¡No puedo ir al colegio sin él!
- De acuerdo, volvamos.
Llegaron una vez más a la casa y Ginny se bajó del coche, entró a la casa, subió las escaleras hasta el tercer rellano y entró a su cuarto. Ahí, inmóvil y en la misma posición que lo había dejado, estaba el viejo libro negro, su querido diario.
- Casi te dejo, querido Tom – dijo Ginny al libro mientras lo tomaba y se lo guardaba en la bolsa, asegurándolo muy bien.
Ginny volvió al coche y volvieron al camino, pero ahora sí, llevaban muchísimo retraso y los ánimos estaban alterados.
Arthur miró su reloj y luego a su esposa.
- Molly, querida…
- No, Arthur.
- Nadie nos vería. Este botón de aquí es un accionador de invisibilidad que he instalado. Ascenderíamos en el aire, luego volaríamos por encima de las nubes y llegaríamos en diez minutos. Nadie se daría cuenta…
- He dicho que no, Arthur, no a plena luz del día.

Llegaron a la estación King’s Cross a las 11:45. Corriendo a toda prisa por los andenes, llegaron al muro entre el 9 y el 10.
- Percy, tu primero – exclamó Molly. Solo les quedaban 5 minutos.
En seguida de Percy entró Arthur y los gemelos. Molly se volvió hacia Harry y Ron.
- Yo pasaré con Ginny, y ustedes dos nos siguen – cogió a la niña de la mano y caminaron hacia el muro. Ginny lanzó una última y furtiva mirada hacia Harry antes de desaparecer.
- Solo nos quedan un par de minutos – dijo su madre, una vez en el andén 9¾ – Ah, aquí viene tu padre.
- Vamos Ginny, dame tu baúl que lo voy a subir al tren. Será mejor que subas ya.
- Pero Ron y Harry aún no llegan.
- No te preocupes por ellos, no tardarán en aparecer.
Ginny obedeció a su padre y subió al tren. Rápidamente encontró el vagón donde estaba Hermione y decidió sentarse con ella.
- Hola Ginny – saludó alegremente la chica.
- Hola, ¿puedo sentarme contigo?
- Claro. Oye, ¿Ron y Harry no venían contigo?
- Se supone que sí, pero aún no entraban al andén cuando me subía al tren.
- Que raro – exclamó y se volvió hacia la ventanilla para observar mejor. Ginny se acercó también.
En aquel momento el silbato sonó dando las 12 en punto y el tren comenzó a moverse. Desde la ventanilla del compartimiento, las dos chicas lograron ver como los padres de Ginny tocaban la sólida pared de piedra por donde momentos antes habían entrado, y un hombrecillo de barba larga y encorvada también la empujaba y no daba crédito a sus ojos de que estuviera completamente sellada.
En tren siguió avanzando hasta que la estación se perdió de vista y Ginny se sentó frente a Hermione.
- Creo que no lograron pasar. No los vi subir.
- Lo más probable es que hayan subido muy deprisa, por eso no los vimos. Iré a buscarlos.
Hermione saló por un largo rato y Ginny sacó su diario y comenzó a escribir.
<< 'Casi te dejo Tom, con todas las prisas. Afortunadamente pude volver por ti. Es increíble, ¡ya voy de camino a Hogwarts!' >>
<< 'Me da mucho gusto que te sientas muy feliz. Estoy seguro que harás muchos amigos' >>
<< 'Ninguno como tú' >>
<< 'Eso espero' >>
Ginny rió por lo bajo. Entonces apareció Hermione. Ginny guardó inmediatamente su diario.
- Pues parece que tienes razón. No tomaron el tren.
- Es raro.
- Mucho. ¿Cómo es que pudieron perderlo?
- No lo sé.
- ¿Qué haces?
- Nada.
Pasaron el resto del viaje habando amenamente. Hermione era una buena compañía, pero ella constantemente se quejaba de lo irresponsables que fueron Ron y Harry al perder el tren, y de todas las cosas irresponsables que acostumbraban hacer. Por su parte, Ginny estaba entretenidísima de escuchar lo que le sucedía a Harry.
- Será mejor que nos cambiemos ya – dijo Hermione luego de una rato – pronto llegaremos al castillo.
- Sí – respondió Ginny, justo cuando la puerta del compartimiento se abrió. Draco Malfoy estaba con cara de asco y superioridad, flanqueado por Crabbe y Gloyle.
- ¿Y donde has dejado a Potter y Weasley, Granger? ¿A caso ya se creen tan buenos que ni el tren del colegio es suficiente para transportarlos?
- Cállate Malfoy – exclamó Ginny, mientras Hermione solo se limitó a mirarlo con extrema frialdad.
- Pero si es la novia de Potter. Sí que es cobarde si permite que una niña lo defienda.
Ginny estaba a punto de sacar su varita (aunque no sabía que iba a hacer con ella, si clavársela en el estómago o enterrársela en el ojo) cuando Hermione la detuvo y le dijo a Malfoy.
- Será mejor que te largues de aquí.
- Si no, ¿qué?
- Si no, nosotros te sacaremos a puntapiés – dijo una voz a sus espaldas.
Detrás de Malfoy, Crabbe y Goyle estaban Fred George y Lee Jordan, con sus varitas en mano y listos para lo que fuera. Los tres Slytherins les lanzaron unas miradas asesinas y se fueron del compartimiento.
- ¿Qué querían esos tres?
- Problemas – dijo Hermione –Buscaban a Harry y a Ron, como de costumbre.
- Hablando de Harry y Ron, ¿ustedes los han visto?
- No – respondieron las dos chicas.
- Eso confirma nuestras sospechas – dijo Fred.
- ¿Cuáles sospechas? – inquirió Hermione.
- Bueno – comenzó George – dicen por ahí, los que reciben el profeta vespertino, que algunos muggles han visto un auto volador por todo Londres.
- ¡Pero eso es gravísimo! – exclamó Hermione. Fred y George se miraron un momento antes de abrir de nuevo la boca.
- Es lo que decimos nosotros – respondió al fin Fred, con un tono inocente nada convincente. Lee parecía no poder abrir siquiera la boca mientras trataba de ahogar una buena carcajada.
- Bueno, será mejor que nos vayamos a cambiar, que llegamos en 5 minutos.
Y antes de que Hermione pudiera preguntar más sobre el carro volador, los tres chicos ya habían desaparecido. Ginny conocía perfectamente a sus hermanos para darse cuenta cuando traía algo entre manos. Y esa noticia del carro volador visto en Londres le daba a ella también una idea de dónde estarían Harry y Ron, y cómo se las habían ingeniado para llegar al colegio cuando perdieron el tren.

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